domingo, 18 de enero de 2015

El exótico Marruecos (I) - Fez


Retomando los buenos propósitos de este 2015, hoy me toca seguir actualizando el blog contandoos el viaje a Marruecos que hice con mi padre estas Navidades, entre Navidad y Nochevieja. Sin duda una excelente vía de escape. Eso sí, lo de no parar estas vacaciones entre viajes y reencuentros familiares y con amigos, ha hecho que haya vuelto a DC más cansada de lo que me fui. Así que ahora 'I´m taking it easy´, tratando de empezar el 2015 despacito y con buena letra.

Nuestro tour de apenas 5 días por Marruecos nos llevó por Fez, Rabat, Casablanca y Marrakech y fue toda una experiencia. Como ya me conocéis, hice muchas fotos así que he decidido relatar el viaje en 3 posts diferentes: uno para Fez, otro para Rabat y Casablanca y el último para Marrakech.


Día 0
Empecemos por el principio. Salimos de Irún la tarde de Navidad, rumbo a Barcelona. Como nuestro vuelo salía el 26 temprano de la Ciudad Condal, decidimos hacer noche en casa de mis tíos y primos que viven allí. Lo malo fue que la mayor parte del trayecto fue durante la noche, y entre que se nos hizo tardísimo y nos costó llegar a destino, nos acostamos muy de madrugada y dormimos apenas 4 horas.

Día 1
Ya el viernes 26 amanecimos temprano para tomar un tren a Plaza Cataluña y de allí el autobús al aeropuerto del Prat. !Embarque, cambio de divisas, desayuno y al avión!

Cartel en BCN

A punto de embarcar con rumbo a Fez




















La verdad que Marruecos ha sido todo un choque de culturas y creo que es un viaje de esos que cuesta un tiempo digerir. Reconozco que aún hoy tengo sentimientos encontrados. En el momento lo viví más bien agobiada por el ambiente, pero ahora que repaso las fotos y lo pienso más detenidamente lo veo con otros ojos.

Es curioso encontrarse en un país tan diferente, por idioma y cultura, a tan sólo un par de horas de vuelo desde casa.Marruecos era un viaje pendiente en mi mente desde hacía mucho tiempo por muchas razones, entre ellas el gusanillo cultural y el deseo de experimentar de primera mano la incursión en el mundo árabe y musulmán. Desde luego me acordaré de esta experiencia durante mucho tiempo.

Retomando mi relato vuelvo al avión que nos dejó en Fez,donde nos dieron la bienvenida el sol y el buen tiempo. !Todo un cambio comparando con el clima invernal peninsular!

Formulario de entrada al país

Llegada a la pista del aeropuerto de Fez


Una vez en suelo marroquí y pasado el control de aduanas pertinente, fuimos en busca del taxista que debía llevarnos al riad (típica casa de huéspedes marroquí) que habíamos alquilado. Y ya aquí nuestra primera anécdota. Resultó que el taxista nos esperaba en el aeropuerto con un cartel que decía ´Mar Sánchez´,así que yo di por hecho que esa era yo y nos subimos en su taxi. Yo tan contenta, chapurreando y poniendo en práctica mi pelín de árabe, cuando llegamos a las puertas de la medina (Ciudad Vieja) de Fez. Imaginaos el cuadro: viernes, mediodía, hora del rezo, y nosotros allí plantados con nuestras maletas. Nos adentramos con el taxista por la medina, en medio del barullo de los puestos del mercado, llegamos al riad y resulta que la famosa Mar Sánchez había reservado por 2 noches, cuando yo sólo había pagado por una. Los nombres de los riads no coinciden, las calles y el número de noches de la reserva tampoco. !Total, que nos habíamos colado de riad y nos habíamos venido con el taxista equivocado al riad que no era! El taxista nos conduce a otra parte de la medina y previo pago nos señala a otro chavalín que nos puede ayudar a encontrar nuestro riad. Y cuando por fin llegamos al riad que habíamos reservado (Dar Othmane), el chavalín nos dice que qué hay de lo suyo...

Suburbios de Fez
Alfombra hasta en el taxi

Carteles en la carretera, en árabe y francés
Los ´petis taxis´, muy típicos por Marruecos y algo rudimentarios en lo que a llevar el equipaje se refiere :)

Llegada triunfal a Fez, de esas que no se olvidan nunca: viernes, mediodía y en plena llamada a la oración


Una vez superada la primera prueba del viaje, empezamos a explorar la ciudad.
Para que os hagáis una idea, las típicas ciudades marroquíes cuentan con dos secciones bien diferenciadas. La medina-kasbah o Ciudad Vieja, normalmente amurallada y con cientos de calles laberínticas, estrechas y llenas de puestos de artesanos, y la ´Ville Nouvelle´ o Ciudad Nueva, más moderna.

Imagen de la muralla de Fez junto a Bab Mahrouk

Dedicamos todo el viernes y gran parte del sábado a callejear por la medina, que es todo un arte como luego os contaré, y justo antes de partir a Rabat exploramos algo de la Ciudad Nueva acercándonos hasta el Palacio Real.

Como os decía, el viernes paseamos dentro de la medina y alrededor de la muralla. Ésta suele tener varias puertas ('bab' en árabe) de entrada. Una de las más conocidas de Fez es Bab Boujloud (la Puerta Azul).

Vista de Bab Boujloud desde la terraza en la que comimos el viernes

Peinamos las calles comerciales, Talaa Kebira y Seghira, de arriba a abajo, y eso que tienen unas cuestas importantes. Como os contaba, lo de callejear por la medina es una cosa, y lo de orientarse ya es un arte. Para empezar porque apenas hay letreros en las calles y además porque las calles son estrechas, laberínticas, con recovecos y a veces sin salida. Por eso es importante tener una idea del mapa de la ciudad en la cabeza, con algunas puertas de referencia, e ir fijando lugares que puedan servir de guía. La memoria visual también ayuda aunque puede ser traicionera porque el puesto que has visto hace una hora puede que ya no esté...


Patio de la ´madrasa´ Bou Inania, una escuela coránica





Vista del minarete de la madrasa










Detalles decorativos de la madrasa























La medina parece estar en continuo movimiento, y los puestos de artesanos son un bullicio. Si a eso le añades jaleo, desorden y animales por la calle (gatos a mansalva, mulas de carga e incluso gallinas) reconozco que el primer día estuve algo descolocada y agobiada por el shock cultural. !Hasta se me quitaron las ganas de seguir con el árabe!

Gallinas sobre los huevos





Puestos callejeros de fruta y verdura
Puesto de aceitunas donde compramos el par de días

Nuestra primera parada gastronómica fue en el restaurante Kasbah, junto a Bab Boujloud, donde probamos la sopa harira con garbanzos, fideos, y alubias, ensalada marroquí, tajine de cordero y ciruelas, couscous de pollo y té de menta.

Ensalada y sopa harira


Después de comer seguimos callejeando por la medina.


Puesto de especias





 
?Alguien dijo lámparas?

Mercadillo junto a la muralla


Al rico zumo de mandarina pero ni hablamos de condiciones higiénicas

Alfombras


Estado ruinoso de algunos edificios
 
Dulces marroquíes

También nos acercamos hasta otra de las puertas, Bab el Guissa, subimos a la muralla y la rodeamos al atardecer así que disfrutamos de unas vistas muy chulas.




Picoteamos unos cacahuetes tostados y unas aceitunas de un puesto y cenamos en el Café Clock (7, Derb el Magana). Tomamos té haj, una hamburguesa de camello con ketchup de taza dulce (lo del camello me supo a carne normal, qué queréis que os diga; eso sí, el ketchup dulce me encantó), pastilla vegetariana y pastel sefardí con naranja y almendras.




Pastilla vegetariana

Hamburguesa de camello
Detalle en las paredes



 Y tras el largo día, cuando ya nos retirábamos al sobre, resulta que llegamos a nuestro riad y estaba completo. Menos mal que el dueño fue simpático y nso acompañó hasta el Hotel Jardín, junto a Bab Mahrouk, donde nos recolocaron por el mismo precio. Dormimos muy a gusto ?pero sabéis lo extraño que resulta oír la llamada a la oración de madrugada?


Día 2
Lo bueno de los riads marroquíes es que tienen precios bastante baratos y encima incluyen desayuno.
Así que el sábado dimos buena cuenta del té y los panes con miel y aceite que nos ofrecieron.

Vistas desde la terraza del hotel
Interior del hotel

Desayuno marroquí, todo a base de panes y bollos

Ya con energía para afrontar la jornada, recorrimos Talaa Kebira, una de las arterias comerciales principales. Al haber sido viernes el día anterior, muchos puestos estaban cerrados, pero el sábado aquello era un hervidero. Nos dimos una vuelta por varios ´fondouks´ (que son como almacenes/talleres de artesanos), zocos y madrasas (escuelas coránicas como la 'Al Attarine'), echamos un vistazo a la mezquita Kanaouyine y callejeamos por la Plaza al Seffarine (la de los caldereros) y las calles de los tintoreros y los curtidores. !Indescriptible la peste en estos últimos lugares y las condiciones laborales de esta pobre gente!






Tajines de todos los tamaños
!Mirad qué talleres tan minúsculos!



Al rico zumo
Vendedor ambulante de higos


Puesto de especias
Taller con telares


Mulas de carga en pleno zoco

Puestos de caldereros

Plaza Al Seffarine


Tintando ropa en plena calle



Bajando donde los curtidores



Pozas donde tintan las pieles

Pieles secando al sol




Vista de las terrazas y las pozas de los curtidores





Interior de una mezquita




Maravillas de la decoración local


Fuentes preciosas y elaboradas



Finalmente nos salimos de la ciudad amurallada para acercarnos hasta el Palacio Real (Dar el Makhzen) en Fez el Jedid, la zona nueva de la ciudad. Pasamos junto a unos jardines, callejeamos por el zoco, más moderno que el de la medina, y llegamos al Palacio. Ahí sí que nos dejaron hacer fotos pero no sabéis qué susto cuando en otra de las entradas al palacio se me ocurrió sacar la cámara... Se me acercó uno de los guardas a pedir que le enseñara qué había sacado y menos mal que me dio tiempo a borrar la fotito mientras hablábamos... !Qué librada!


Ville Nouvelle





Imponente puerta del Palacio Real
 Después, fuimos al hotel a por nuestras maletas y tomamos un petit taxi al centro para recoger el coche alquilado. Y allí otra sorpresa...nuestro coche no estaba disponible. Menos mal que nos acercaron hasta el aeropuerto para recogerlo y de allí ya pudimos poner rumbo a Rabat. Lo del tráfico y la conducción en Marruecos también dan para más historietas... Había que andarse con 8 pares de ojos porque no sabías de dónde te iban a salir. Y ya ni hablemos de señalizar, ni los conductores, ni los letreros de la autopista. Todo resultaba ser bastante versión libre a lo Juan Palomo, 'yo me lo guiso, yo me lo como'.

A lo Fonsi Nieto desde tierna edad, con un par.

Os sigo contando las aventuras de Rabat y Casablanca en el siguiente post, !os espero!

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