lunes, 19 de enero de 2015

El exótico Marruecos (III) - Marrakech


Con este post llegamos al final de la ruta por Marruecos, cuya última parada fue Marrakech.
Igual que al llegar a Rabat, aparcamos fuera de la medina y callejeamos por dentro para localizar nuestro riad. Estuvimos dando vueltas para variar hasta encontrar el Riad Amani donde pasaríamos un par de noches. Tras el tira y afloja con el guarda del parking porque quería que le pagáramos por adelantado (se me olvidaba contaros que por las ciudades en que anduvimos había un montón de 'gorrillas') nos acercamos a la famosa plaza Jemaa El Fna, siempre bulliciosa con sus puestos de comida, zumos, músicos y vendedores ambulantes. Allí tomamos zumo de pomelo y compramos un surtido de frutos secos que nos duró hasta el final del viaje.

Detalle del riad
Patio del riad Amani
Almendras tostadas y cacahuetes con sésamo

Día 4
El lunes amanecimos en el riad y tras desayunar allí comenzamos el turisteo. Primero callejeamos por los zocos y fondouks y nos llamó la atención lo cuidados y preparados que estaban todos los puestos. Desde luego se notaba que Marrakech es una ciudad mucho más acostumbrada para el turismo. Y comparando con los zocos de Fez no os digo nada, aquello era un lujo.

Fondouk de productos de cerámica

Taller de un artesano maderero
Teteras y cacharrerías varias



Figuras africanas
Bolsos y más bolsos
Zoco cubierto






























Como suele decirse, 'todos los caminos llevan a Roma' y en el caso de Marrakech todos los caminos llevan a la plaza Jemaa El Fna. Más animado que durante la noche anterior, había mucho 'cazaturistas'. Que si unos tocando instrumentos típicos, otros con serpientes, los otros con monos y queriéndote cobrar hasta por mirar...


Típico puesto de zumos en Jemaa El Fna

Niño posando con un par de monos y el 'cazaturistas'


Desde la plaza enfilamos hacia la mezquita de la Koutubia, pasando junto a los carruajes de caballos que me recordaron un poco a Sevilla. El recinto de la mezquita está rodeado por bonitos jardines y cerca de allí se encuentra el impresionante hotel La Mamounia. Entramos a curiosear como otros tantos turistas y la verdad que merece la pena echar un vistazo a sus jardines, huertos y piscina.

Mezquita de la Koutubia, al fondo



Jardines de la Koutubia



Imponente Hotel La Mamounia



¡Casino dentro del hotel!



Uno de los preciosos patios del hotel



















Desde el hotel La Mamounia anduvimos todo recto por la avenida de la Menara que pasa junto al enorme olivar Bab Jdid (desde el que incluso se divisa el Atlas nevado) y culmina en La Menara. Este conocido lugar de Marrakech es un bonito pabellón rodeado de un estanque. La leyenda cuenta que los sultanes mantenían aquí sus encuentros amorosos y luego lanzaban a las concubinas al estanque...

Vista del Atlas nevado de fondo
Camellos a las puertas de la Menara
Pabellón de la Menara, al borde del estanque y con el Atlas nevado de fondo


Tras el paseíto al sol del mediodía decidimos tomar un taxi desde la Menara hasta Bab Agnaou, una de las puertas de la muralla que rodea la medina. Cerca de allí encontramos un puesto callejero de sardinas a la brasa, así que pedimos unas cuantas para llevar, nos compramos unas aceitunas en otro puesto cercano y ese fue nuestro festín a los pies de la mezquita El Mansour. !Los gatos de Marrakech encantados, claro!

Bab Agnaou, una de las imponentes entradas a la ciudad amurallada
Mezquita El Mansour
Puesto de sardinas a la brasa
Gatos y más gatos

El minino observando mi festín

Botella árabe de Coca Cola

Después de comer entramos en las tumbas sadíes, con sus mausoleos y sus salas suntuosamente decoradas y su jardín árabe-andaluz.


Tumbas sadíes en el patio




Seguimos callejeando por esa zona de Marrakech hasta volver a los zocos y hacer algunas compras, regateando por supuesto, esa costumbre local que debo reconocer que no me apasiona mucho . También aproveché para hacerme un tatuaje con henna en la mano y llevarme un recuerdo que durara unos días.

Mezquita El Mansour

Carruajes de caballos junto a la mezquita





Plaza Jemaa El Fna al atardecer

Músicos tradicionales en la plaza



Puesto de carteles

Momento henna


!Me encantó el zoco de las alfombras, la próxima vez me compro una!


Finalmente, ya de camino a casa, cenamos un tajine de pollo y limón, brochetas mixtas y pastas marroquíes en el Café Atay . Todo muy bueno y el sitio recomendable y bonito también.


Bandeja de té




Día 5
Nuestro última mañana en Marruecos la dedicamos a hacer compras por los zocos. Nos acercamos a ver 'La Palmeraie', una zona exclusiva de casas rodeada de palmerales y con vistas al Atlas a las afueras de Marrakech. También queríamos habernos acercado a los jardines Majorelle de Yves Saint Laurent pero íbamos con prisa al aeropuerto. Una vez allí, dejamos el coche y fuimos corriendo a embarcar rumbo a Barcelona.

Vistas de la Palmeraie
Atlas


Au revoir Marrakech!
!Hola Barcelona!



















Ya en Barcelona nos recogieron mis tíos y pasamos la noche en su casa de Bellaterra. Familia, buena cena , peli con mis primos y al sobre.

Cortando jamón, ¡rico rico!



Garbanzos con sepia

Primos

Y al día siguiente, tras desayunar, carretera y manta de vuelta a Irún para despedir el 2014. ¡Se acabó lo bueno!


Desayuno mediterráneo para reponer fuerzas


Montserrat

El torito de Osborne

Los Monegros aragoneses



Monte nevado en Navarra


¡Espero que pasarais buenas fiestas y despidierais el 2014 como se merece! Ojalá este 2015 esté tan lleno de buenas experiencias, gente nueva y viajes divertidos como el año anterior. ¡Feliz 2015!

Y con esto y un bizcocho doy por terminado el capítulo de Marruecos. Para la próxima vez me apunto estos destinos pendientes al otro lado del estrecho: Essaouira y sus playas, los Jardines Majorelle en Marrakech y comprar algunos productos artesanales típicos como alfombras y teteras.

¡Hasta el próximo post!

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