Con este post llegamos al final de la ruta por Marruecos, cuya última parada fue
Marrakech.
Igual que al llegar a Rabat, aparcamos fuera de la medina y callejeamos por dentro para localizar nuestro riad. Estuvimos dando vueltas para variar hasta encontrar el
Riad Amani donde pasaríamos un par de noches. Tras el tira y afloja con el guarda del parking porque quería que le pagáramos por adelantado (se me olvidaba contaros que por las ciudades en que anduvimos había un montón de 'gorrillas') nos acercamos a la famosa
plaza Jemaa El Fna, siempre bulliciosa con sus puestos de comida, zumos, músicos y vendedores ambulantes. Allí tomamos zumo de pomelo y compramos un surtido de frutos secos que nos duró hasta el final del viaje.
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Detalle del riad |
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Patio del riad Amani |
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Almendras tostadas y cacahuetes con sésamo |
Día 4
El lunes amanecimos en el riad y tras desayunar allí comenzamos el turisteo. Primero callejeamos por los
zocos y
fondouks y nos llamó la atención lo cuidados y preparados que estaban todos los puestos. Desde luego se notaba que Marrakech es una ciudad mucho más acostumbrada para el turismo. Y comparando con los zocos de Fez no os digo nada, aquello era un lujo.
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Fondouk de productos de cerámica |
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Taller de un artesano maderero |
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Teteras y cacharrerías varias |
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Figuras africanas |
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Bolsos y más bolsos |
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Zoco cubierto |
Como suele decirse, 'todos los caminos llevan a Roma' y en el caso de Marrakech todos los caminos llevan a la
plaza Jemaa El Fna. Más animado que durante la noche anterior, había mucho 'cazaturistas'. Que si unos tocando instrumentos típicos, otros con serpientes, los otros con monos y queriéndote cobrar hasta por mirar...
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Típico puesto de zumos en Jemaa El Fna |
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Niño posando con un par de monos y el 'cazaturistas' |
Desde la plaza enfilamos hacia la
mezquita de la Koutubia, pasando junto a los carruajes de caballos que me recordaron un poco a Sevilla. El recinto de la mezquita está rodeado por bonitos jardines y cerca de allí se encuentra el impresionante
hotel La Mamounia. Entramos a curiosear como otros tantos turistas y la verdad que merece la pena echar un vistazo a sus jardines, huertos y piscina.
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Mezquita de la Koutubia, al fondo |
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Jardines de la Koutubia |
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Imponente Hotel La Mamounia |
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¡Casino dentro del hotel! |
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Uno de los preciosos patios del hotel |
Desde el hotel La Mamounia anduvimos todo recto por la avenida de la Menara que pasa junto al enorme olivar Bab Jdid (desde el que incluso se divisa el
Atlas nevado) y culmina en
La Menara. Este conocido lugar de Marrakech es un bonito pabellón rodeado de un estanque. La leyenda cuenta que los sultanes mantenían aquí sus encuentros amorosos y luego lanzaban a las concubinas al estanque...
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Vista del Atlas nevado de fondo |
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Camellos a las puertas de la Menara |
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Pabellón de la Menara, al borde del estanque y con el Atlas nevado de fondo |
Tras el paseíto al sol del mediodía decidimos tomar un taxi desde la Menara hasta
Bab Agnaou, una de las puertas de la muralla que rodea la medina. Cerca de allí encontramos un puesto callejero de sardinas a la brasa, así que pedimos unas cuantas para llevar, nos compramos unas aceitunas en otro puesto cercano y ese fue nuestro festín a los pies de la
mezquita El Mansour. !Los gatos de Marrakech encantados, claro!
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Bab Agnaou, una de las imponentes entradas a la ciudad amurallada |
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Mezquita El Mansour |
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Puesto de sardinas a la brasa |
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Gatos y más gatos |
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El minino observando mi festín |
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Botella árabe de Coca Cola |
Después de comer entramos en las
tumbas sadíes, con sus mausoleos y sus salas suntuosamente decoradas y su jardín árabe-andaluz.
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Tumbas sadíes en el patio |
Seguimos callejeando por esa zona de Marrakech hasta volver a los
zocos y hacer algunas
compras, regateando por supuesto, esa costumbre local que debo reconocer que no me apasiona mucho . También aproveché para hacerme un tatuaje con
henna en la mano y llevarme un recuerdo que durara unos días.
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Mezquita El Mansour |
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Carruajes de caballos junto a la mezquita |
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Plaza Jemaa El Fna al atardecer |
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Músicos tradicionales en la plaza |
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Puesto de carteles |
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Momento henna |
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!Me encantó el zoco de las alfombras, la próxima vez me compro una! |
Finalmente, ya de camino a casa, cenamos un tajine de pollo y limón, brochetas mixtas y pastas marroquíes en el
Café Atay . Todo muy bueno y el sitio recomendable y bonito también.
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Bandeja de té |
Día 5
Nuestro última mañana en Marruecos la dedicamos a hacer compras por los
zocos. Nos acercamos a ver '
La Palmeraie', una zona exclusiva de casas rodeada de palmerales y con vistas al Atlas a las afueras de Marrakech. También queríamos habernos acercado a los
jardines Majorelle de Yves Saint Laurent pero íbamos con prisa al aeropuerto. Una vez allí, dejamos el coche y fuimos corriendo a embarcar rumbo a
Barcelona.
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Vistas de la Palmeraie |
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Atlas |
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Au revoir Marrakech! |
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!Hola Barcelona! |
Ya en Barcelona nos recogieron mis tíos y pasamos la noche en su casa de Bellaterra. Familia, buena cena , peli con mis primos y al sobre.
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Cortando jamón, ¡rico rico! |
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Garbanzos con sepia |
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Primos |
Y al día siguiente, tras desayunar,
carretera y manta de vuelta a Irún para despedir el 2014. ¡Se acabó lo bueno!
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Desayuno mediterráneo para reponer fuerzas |
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Montserrat |
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El torito de Osborne |
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Los Monegros aragoneses |
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Monte nevado en Navarra |
¡Espero que pasarais buenas fiestas y despidierais el 2014 como se merece! Ojalá este 2015 esté tan lleno de buenas experiencias, gente nueva y viajes divertidos como el año anterior.
¡Feliz 2015!
Y con esto y un bizcocho doy por terminado el capítulo de Marruecos. Para la próxima vez me apunto estos
destinos pendientes al otro lado del estrecho: Essaouira y sus playas, los Jardines Majorelle en Marrakech y comprar algunos productos artesanales típicos como alfombras y teteras.
¡Hasta el próximo post!
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