jueves, 25 de abril de 2013

25 de abril, el día de la opilla

El día 25 de abril es una fecha muy especial para los iruneses, y más estando fuera de la comarca del Bidasoa.
Este día, festividad de San Marcos, se celebra en Irún y en otros municipios guipuzcoanos como Fuenterrabía/Hondarribia y Rentería la tradición de la opilla.

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Desde que tengo uso de razón me ha encantado este día tan particular y característico de nuestro comarca, pero ciertamente desconocía la historia que tiene.
Mejor paso a explicarlo brevemente para aquellos que se introduzcan por primera vez en las costumbres bidasotarras.


Cuentan en esta web que existe constancia de que, desde tiempo inmemorial, se celebraban en Irún-Iranzu procesiones, alternando los llamados "montes altos" y "montes bajos" entre los que se encontraba la desaparecida ermita de San Antón en el barrio de Olaberría en Irún. Aquellas procesiones las componían representantes del clero junto con un grupo de paisanos armados que realizaban las salvas.
Esta tradición se mantuvo hasta la primera guerra carlista, siendo posteriormente suplidas por otras en la que se bendecían los campos. En todas ellas, a la hora del "amaiketako" (almuerzo), la comitiva se detenía en alguno de los caseríos del recorrido en el que se ofrecía a los curas y autoridades un almuerzo "de tenedor", en tanto que los acompañantes debían conformarse con un panecillo con uno o dos huevos cocido al horno.
Desaparecida también esta procesión, se mantuvo no obstante la costumbre de los panecillos -más tarde opillas- que se vendían, con más o menos huevos, en las panaderías locales.
Es posible que el actual nombre de "opilla" se derive del antiguo "ogui-pilla" (tarta de pan).
Cuentan que en cierta ocasión, a una encopetada dama de Irún se le ocurrió sustituir el pan por bizcocho para regalárselo a su ahijada. La idea tuvo tan buena aceptación que se mantiene hasta nuestros días.
Aquella primera opilla de bizcocho fue elaborada en el establecimiento de chocolates Elgorriaga con "maquinaria movida a mano", que por aquel entonces se encontraba en el número 28 de la calle Larrechipi. 
En este mismo obrador tienen su origen los huevos tintados que adornan las actuales opillas.
Una de las más cuidadas especialidades de la citada pastelería eran las almendras garrapiñadas que se preparaban en un gran puchero de cobre. En cierta ocasión, para eliminar los restos de azúcar que quedaban adheridos al recipiente, los artesanos lo llenaron de agua que pusieron a calentar. En aquel momento alguien tuvo la feliz ocurrencia de aprovechar el agua en ebullición para introducir en ella los huevos que tenían preparados para las opillas, comprobando con asombro que los huevos salieron de un precioso color rosado.

A partir de aquel momento y ante la gran aceptación popular que tuvo el "invento", lo industrializaron sustituyendo el primitivo colorante por otro artificial . Hasta hoy.



Cada 25 de abril la madrina regala una opilla a su ahijad@ mientras esté solter@. Ésta se lleva a la iglesia para ser bendecida, envuelta en servilletas de colores a modo de mantel. Después suele celebrarse yendo a merendar la opilla al monte con familia y amigos.

Tengo muchos y bonitos recuerdos de este día a lo largo de los años. Recuerdo por ejemplo cómo nuestras respectivas madrinas solían traernos a mi hermano y a mí nuestras opillas unos días antes del 25 de abril, y cómo nuestra madre se aseguraba de envolverlas en coloridas servilletas y colocarlas en la mesa del salón. ¡Qué bien olían! Eso sí, ¡prohibido comerlas antes de bendecirlas el día de la opilla en la plazoleta de la iglesia del Juncal, alzándolas sobre nuestras cabezas!
También era divertido "perdernos" ese día de cole con la excusa de que éramos españoles y en Francia no lo celebraban. Una excusa que sólo valía para el día de Reyes, la opilla, y San Marcial (el día de las fiestas de Irún).
Era genial también pasar la tarde con la familia, tí@s y primas en las campas cercanas al monte San Marcial en Irún, o en Guadalupe (Hondarribia) merendando el suculento manjar y disfrutando del buen tiempo.

Y es que la opilla es un bizcocho con tres protagonistas:
- los huevos duros, pintados en color fucsia
- los caramelos y las yemas
- el pollito

No haré publicidad aquí de cuál es mi opilla preferida ni de qué pastelería irunesa es, pero los que me conocen saben de sobra de mi debilidad. Y también han oído de la "guerra" que suele haber por ver a quién le tocan huevos normales y a quién el premio gordo: huevos de chocolate.

Después de esta historieta irunesa os dejo con algunas fotos ¡porque me entra la morriña!


Opillas


Una señora opilla







Bendición de la opilla en la plazoleta del Juncal


De morritos con la opilla y mi madrina de fondo. Long time ago!

Espero que hayáis pasado un feliz día de la opilla, y en especial ¡gracias a mi madrina por acordarse cada año de su viajera ahijada y guardarme la opilla en el congelador hasta junio!

Eskerrik asko eta ondo pasa!
See you soon!

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